¿Sabías que podrías estar ingiriendo hasta 121,000 partículas de microplástico al año? No está en tu plato, pero sí en el agua, el aire, la sal y hasta en el pescado. El plástico, ese gran invento del siglo XX, se ha vuelto parte de nuestro cuerpo sin que lo notemos. ¿Cómo llegamos a este punto y por qué cuesta tanto medir su impacto real? Nuestra consultora Melany Díaz reflexiona en su blog sobre la huella plástica y la urgencia de repensar nuestra relación con este material.