¿Y si llorar no fuera una señal de debilidad, sino una forma de amor?
En su más reciente texto, Jürgen Ureña nos invita a reconciliarnos con el llanto. Ese gesto antiguo, íntimo y profundamente humano que une a quienes se quedan y a quienes se van. A través de una anécdota familiar y una mirada poética sobre nuestra educación sentimental, “Elogio del llanto” nos recuerda que las lágrimas también pueden ser una forma de homenaje, de empatía y de ternura compartida.

