Cuando se piensa en los emisores más importantes de gases de efecto invernadero, suelen venir a la mente imágenes de humo de automóviles y chimeneas de fábricas. Sin embargo, una fuente de emisiones enormemente importante es la pérdida y desperdicio de alimentos. Este es un problema mayor de lo que parece: si las emisiones generadas por la pérdida y desperdicio de alimentos global fueran un país, ese sería el tercer país emisor más grande del mundo superado, únicamente por Estados Unidos y China.
Sin embargo, existe la buena noticia de que su impacto puede disminuirse con acciones cotidianas concretas y sencillas.